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Gracias. Pero con mi marido es desperdiciar la comida porque no tiene corazón. Un esclavo del trabajo. ¿Qué hace? Trabaja en el Columbo, es el matón del baile. ¿El matón? Sí. Cuando alguien bebido empieza a armar jaleo, le hace el un, dos, tres. Tengo que marcharme o me encontraré con Oscar. Gracias, otra vez. No le hace daño a una mosca. Pero si menciono a mamá, se pone Radio Radio como una fiera. Su marido trabaja mucho por las noches. Sí, es periodista. Tiene que informar de una noticia cuando ocurre. ¡Un periodista en el mismo rellano! Gracias por la mantequilla. No deje que la engañen. Adiós, querida. Adiós. Buenas noches. Hola, cariño. Hola. ¿Está a punto la cena? Casi. Me muero de hambre. ¿Ha ocurrido hoy algo interesante? Sí, he recibido carta de Helen. Parece que Grace se ha decidido a consolar a Tom Knivel. Está haciéndolo tan bien que todos esperan que él se le declare. Así ya no tendrá que vivir con dólares semanales. Nos arreglamos, ¿no? Tú te arreglas. Pero yo odio a quien tenga más que tú. Te tengo a ti. Es a ti a quien quiero. Eso para mí es suficiente. Tú no eres de Silver Bow. Tú eres de la tierra que trae consigo su propia dulzura. En ti puse el corazón, no la cabeza. Tu cabeza habría dicho no. Pues al diablo con ella. Esperemos a haber cenado. Cierra la ventana, hace frío. Es que huele mucho a la mujer del otro lado del rellano. Será vulgar y llamativa, pero es simpática. Sí, demasiado, pienso yo. No le permitas que te visite continuamente. Es grato tener visita de vez en cuando. Es la primera persona que conozco desde que estoy en San Francisco. No había pensado en eso. Tenemos que salir más. ¿Qué tal esta noche? Has de trabajar en tu libro. Pero si lo vengo haciendo todas las noches libres de esta semana. Pero sigue igual. La salida de hoy quedará compensada, cuando me saluden como la esposa Radio Radio como la esposa de Frank Medlin, el famoso autor. Uno no puede pasarse todo el tiempo sumido en su trabajo. Pareces un niño haciendo pucheros. ¿Pucheros? ¿Qué quieres decir? No estaba haciendo pucheros. Es precioso, ¿verdad? Sí que lo es. ¿Qué pasa? Un pinchazo. ¡Qué lástima! Tendremos que cambiarla. Grace, pásame la bomba que hay en el cesto. Sí, Tom. No hemos tenido demasiada suerte y en un día tan bueno. Lo pasaremos bien arreglándola. Desde luego que lo pasaremos bien. Ya está. Ha sido divertido. Desde luego. Nada de eso. Me encanta ayudar. Es un trabajo de hombres, te mancharás el vestido. Me da igual. Hagámoslo los dos a la vez. De acuerdo. Hay algo que quería preguntarte hace tiempo. ¿Te casarías conmigo? Sí. Magnífico. Buenos días, señorita Helen. Buenos días. ¿Está la señorita Stella? Volverá enseguida. Entonces esperaré. ¿Ha visto al señor Johnson? No, imagino que estará ocupado. Esperaré. Lo que usted diga. No entiendo por qué no vende, los precios son altos. Once millones y si ustedes quieren esperar para venderlas, Radio es asunto suyo, no mío. Pero decídanse pronto, marcho a Nueva York dentro de unos días. Y luego a Europa por una temporada. Adiós. Adiós, señor Johnson. Les veré en la oficina por la mañana. ¡Esto sí que es una sorpresa! ¿Has venido a ver a Stella? Sí, pero no está en casa. ¿Qué sucede? Tienes cara de enfado. ¿Qué pasa? Nada. Suéltalo, te ayudaré si puedo. Grace va a casarse con Tom Knivel. Es un buen partido. Pero eso no es lo que te preocupa, ¿verdad? No me casaría con él aunque fuese el único hombre. ¿Entonces, qué te preocupa? Vamos, siéntate y cuéntamelo todo. Si puedo ayudarte, me sentiré encantado. Cuando Grace se case, yo seré la única soltera. Mamá me vigilará más de lo que lo hace ahora. Nunca me dejará ir a Nueva York ni a San Francisco. Estoy harta de vivir en una farmacia. Eres tan bonita, Helen. Creo que nunca he visto otra mujer como tú. Sam, es usted muy gracioso. Es tan encantador y tan gracioso Radio Así que eso es lo que piensas de mí. Lo lamento, no quería hacerle daño. Por edad podría ser tu padre, pero llevo pensando en ti desde hace tiempo. Cásate conmigo y tendrás todo lo que quieras. Pero yo no le amo. Ya sé que no, pero acéptame y no te arrepentirás. Te prometo que no seré un carcelero. No puedo casarme con usted. Todos pensarían que me caso por su dinero. Siempre he hecho las cosas a mi aire y no voy a permitir que me dirijan. ¿Me llevará a Nueva York? A cualquier parte del mundo que desees. De acuerdo, me casaré con usted. ¡Papá! Hola, Stella. Helen ha accedido a convertirse en mi esposa. Así que ya lo has pescado. Debería darte vergüenza. Podría ser tu padre. ¡Golfa! No, Sam. No puedo culpar a Stella. No me caso con Sam por su dinero. ¿Entonces por qué te casas con él? No le amas. Sé que siempre cuidará de mí. Tengo miedo a ser desdichada. Ser un poco desdichada, nos hace apreciar la felicidad cuando llega. Louise te lo podría decir. Pero tú no eres Louise Radio Radio ni tampoco eres Grace. Me temo que tú no tienes mucho corazón. Yo no quiero hacer daño a nadie. No digo que lo hagas deliberadamente. En cualquier caso siempre serás perdonada. Rose, ¿tú qué dices? ¿De qué va a servir lo que yo le diga? Te escucha a ti, no a mí. Haría muy bien en casarse con Sam.